Fue una de las batallas más decisivas de la guerra hasta el momento: una feroz lucha de dos días por el control de la ciudad agrícola de Voznesensk y su estratégico puente.
La victoria habría permitido a las fuerzas rusas avanzar más hacia el oeste a lo largo de la costa del Mar Negro hacia el enorme puerto de Odesa y una importante planta de energía nuclear.
En cambio, las tropas ucranianas, apoyadas por un ejército de voluntarios locales, asestaron un golpe demoledor a los planes rusos.
Primero, al volar el puente y luego al hacer retroceder al ejército invasor hasta 100 km hacia el este.
«Es difícil explicar cómo lo hicimos. Fue gracias al espíritu de lucha de nuestra gente local y del ejército ucraniano», dijo el alcalde de Voznesensk, Yevheni Velichko, de 32 años, enfrente del ayuntamiento y con el chaleco antibalas aún puesto.
Pero casi tres semanas después de esa batalla, el alcalde advirtió que otro ataque de las fuerzas rusas era inminente y que los defensores del pueblo carecían de las armas para detenerlos por segunda vez.
«Este es un lugar estratégico. No solo estamos defendiendo la ciudad, sino todo el territorio que hay detrás de ella. Y no tenemos las armas pesadas que tiene nuestro enemigo», dijo.
Como en tantos frentes en Ucrania, los misiles antitanque suministrados por los británicos demostraron ser cruciales para cambiar el rumbo de los blindados rusos en Voznesensk, donde las calles se llenaron de hasta 30 tanques, vehículos blindados e incluso un helicóptero.
«Solo gracias a estas armas pudimos derrotar a nuestro enemigo aquí. Y agradecemos a nuestros socios por su apoyo. Pero necesitamos más», dijo Velichko.
La importancia estratégica de Voznesensk quedó clara poco después de que las fuerzas rusas no lograran capturar un puente aún más grande, situado aún más al sur, que cruza el segundo río más grande de Ucrania, el Buh.
Un esfuerzo de todo el pueblo
Hoy, Voznesensk no es un pueblo fantasma, en el que suenan constantemente sirenas por ataques aéreos regulares.
Pero miles se han ido en las últimas semanas, en tren o a través de caminos rurales llenos de baches que serpentean a través de vastos y ondulantes campos de trigo.
Muchos de los que optaron por quedarse todavía parecen ansiosos por hablar de su notable victoria.
Fuente: http://www.24horas.cl